Aquella noche
la ciudad a la que llegaste
estaba quieta
y el río era de un verde
casi azul.
Y confiaste
más en esa experiencia
que en cualquier idea
o postulado.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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