Miraste el roble a la espera
de que tu mente se detenga
y que lo que te separa de él,
se comience a esfumar
como las nubes que al atardecer
se ven finitas sobre el mar
y antes de la oscuridad
ya no están.
En la orilla, veías el mar a la espera de una tormenta mientras tus hijos jugaban a un costado. Pensabas en tu padre y en sus éxitos. ...
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