Miraste el roble a la espera
de que tu mente se detenga
y que lo que te separa de él,
se comience a esfumar
como las nubes que al atardecer
se ven finitas sobre el mar
y antes de la oscuridad
ya no están.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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