Te sentaste
en ese lugar
que se presenta
como tan exclusivo.
Ellas caminaban encarpetadas
con sus modos de madres
y señoras, mientras unas
ardillas andaban
como imitándolas,
con sus gestos
nerviosos y rápidos,
por los árboles.
Caía el sol. Hablaban de lo lindo que sería ver un faro a lo lejos. Una gaviota, al ras del agua, enfrentaba el viento. Contaron l...
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