Muchas de tus ocupaciones
se limitaban a encontrar
una piedra en el zapato;
y a sentir esa piedra
día y noche.
Meditabas tanto sobre esa piedra
que después te absorbía
el trabajo de pulirla.
En la orilla, veías el mar a la espera de una tormenta mientras tus hijos jugaban a un costado. Pensabas en tu padre y en sus éxitos. ...
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