En el sueño
estaban los puteríos
-mujeres explotadas
como gallinas-, y ramas
y cañas altas, y después,
entre las hojas, hormigas
negras, en fila, incansables,
vehementes, laboriosas,
unas y otras, miles.
Y querías saber
a dónde iban.
Pero la fila era
interminable.
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