Al fin llueve,
los demás ruidos
se aplacan.
Lo que viviste
tiene un sentido.
Te podrías olvidar
de las inquietantes
manchas de petróleo
en la arena blanca.
Llueve
y sentís las gotas,
millones, suaves,
en el techo.
Esa noche el aire templado en la noche quieta ampliaba el canto de los grillos, los plumerillos casi no se movían y en mi cabeza el camino...
No hay comentarios:
Publicar un comentario