En el sueño
escribías en la nieve
con la ayuda de un palo
en un idioma
que no reconocías,
pero los trazos
te eran familiares.
Se trataba de un idioma
de dibujos que pedían
otros paisajes.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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