Te paraste
frente al cadáver
de una vaca,
y del montón
de carne podrida
saltó un zorro
que se fue al trote
hacia el cálido
potrero de alfalfa.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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