Te levantaste acelerado
por las pesadillas.
No paraba de llover.
Meditar te resultó
imposible.
Un relámpago cruzó
tus ojos cerrados.
Entonces pediste
una señal.
Algo que demostrase
que tus esfuerzos
valían la pena,
pero ese mensaje
nunca llegó.
Solo continuaba lloviendo.
Así que agradeciste eso.
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