En una estación
de servicio abandonada,
con el auto apagado,
después del anochecer,
escuchabas el ruido
de la ruta,
y cuando abrías los ojos,
te acompañaban,
como soldados custodios
de la gran muralla,
unos plumerillos
inmóviles.
Centro de Búzios, noche fresca con viento. Estamos con mi familia sentados en una mesa de un restaurante moderno, delicado en su estética, c...
No hay comentarios:
Publicar un comentario