De vuelta al taller de escultura, empiezo a pulir unas piezas pequeñas que se parecen a huesos encontrados en una playa al sur, en el fin del mundo, en un canal llamado Beagle, bajo las montañas y un mar helado y por lo tanto calmo. Después, comienzo a tallar en piedra, vuelvo a perfilar esas mismas montañas que caen al mar.
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