Después bajó el sol y se fueron con una linterna a sentarse en las piedras más alejadas.
Aún hoy son los gatitos que descubrieron esa noche de luna llena. Cinco o seis dormían en colchones de algas dispersas.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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