jueves, 30 de junio de 2022

Tu encuentro con el papa

 

Al amanecer, te encontrabas de pronto alcanzado por una luz que tenía un calor tan intenso que casi te vencía. Un buitre sobrevolaba las alturas. El mar estaba calmo. No había nadie en la playa. O en realidad, a lo lejos, solo había un hombre que tenía una sotana blanca. Era el papa que cuando llegaba a donde vos estabas te bendecía sonriente. Y vos desafiante también lo bendecías. Seguro de que también tenías tus poderes... Pero ni bien lo hacías dudabas de tu insolencia. Así que en señal de perdón, te arrodillabas, y el papa seguía su camino, y comenzabas a rezar un Ave María mientras el buitre bajaba a unos metros tuyo para quedarse con vos mirando el mar.

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