No hay nada hoy que pertenezca a lo cotidiano. Los árboles, las plantas y los pájaros, se han vuelto hacia el tiempo... Del cielo baja un puente de luz para que subamos a jugar un rato. Es el paraíso. Los perros muertos hace tiempo, los perros de nuestra infancia, se acercan a saludarnos.... Con ellos viene un hombre. Un guardia, al parecer. El cielo es la vuelta de las alegrías que fueron efímeras; se van a extender ahora..., nos dice. Y nos miramos con cierto espanto por lo extraño que resulta todo...
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