Caminando por la orilla de la playa, hablabas con el papa acerca de lo difícil que te resulta interactuar con la gente... Perdonar sus errores, me cuesta mucho, decías..., y él te hacía notar un caracol visible cuando se retiraba la ola. Era grande y muy inusual en esa playa. Un caracol parecido a uno que compraste de niño con tu abuela en un viaje por las Bahamas y todavía está en la mesa de tu cuarto... Y cuando querías levantarlo te dabas cuenta de que el caracol estaba pegado a la arena y que sería imposible sacarlo.... De manera que mirabas al papa y él solamente levantaba los brazos como diciendo "Qué le vamos a hacer..."
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