Ibas en bicicleta hasta el pueblo cercano a tu casa de fin de semana saludando orgulloso. Feliz de ir con una personalidad de esa calaña. La gente sonreía emocionada y, al llegar al supermercado chino donde vas muy seguido, muchos se agolpaban alrededor de ustedes y entonces, para hacer todavía más impactante el asunto, el papa se arrodillaba frente tuyo, pero vos no te animabas a bendecirlo....
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