domingo, 4 de septiembre de 2022

Partidas de póker con el papa

 

El papa te miraba y vos no podías dejar de mirarlo también. Se había armado una partida de póker especial. Es decir, por primera vez estaban mano a mano; era difícil saber cómo seguiría la partida. Habías mejorado mucho gracias a tantas tardes de sol en esa playa inhóspita bajo una sombrilla blanca inmensa que tenía el escudo del vaticano bordado en amarillo y que las pocas personas que pasaban no miraban, cosa que a vos te tranquilizaba mucho porque no tenías ganas de compartir la sabiduría y el carisma del papa con nadie. Bueno, el caso es que seguían mano a mano y así siguieron un buen rato más hasta que vos tomaste cierta ventaja y el buitre inmenso, como por arte de magia, empezó a sobrevolar el lugar donde estaban y, después de dar dos giros, se posó en la arena y se acercó a la sombrilla y cuando el pájaro estaba a centímetros el papa se levantó de su silla e hizo el ademán justo para que el buitre se vaya...


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