En mi sueño un día por el campo
me paré frente al cadáver de una vaca
y vi el momento exacto en que detrás
del montón de carne podrida
saltó una liebre y rápido corrió
hacia un potrero de alfalfa.
Y en alguna parte del sueño
los bordes del iceberg flotaban
sobre lo turquesa y calmo del mar.
La luna estaba detrás. Un luna
cuarto creciente, pensaba.
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