Por la falta habitual
de un mínimo entendimiento,
el milagro, humilde y certero,
como la flecha en el blanco,
se presenta cuando las cosas
logran ser mínimamente
de tu competencia.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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