Junto a ese roble
pasamos el día que llegamos
expectantes por lo que vendría.
Los desfiles de finales de año,
los bailes de la mano,
fuentes rebosantes de agua.
No hay una acción o un recuerdo,
capaz de convencerme de que esa
predisposición inicial ya no nos acompaña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario