Pasa un tren y cuento:
Cuarenta segundos y ya no está.
O más bien, lo veo a lo lejos
perdiéndose para siempre
y trato de imaginar qué había antes del tiempo.
Pero no aparece nada en mi cabeza.
Búsqueda imposible, pienso.
En todo caso, no debiera angustiarnos
no tener otro objetivo que encontrar
una lagartija al sol sobre un piedra
que conserva el rocío de la primera mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario