Tarde o temprano,
en una plaza del centro
invadida por palomas oscuras,
notamos que los días se parecen
cada vez más y por la noche,
en nuestra casa, frente al espejo del baño,
vemos nuestra cara y pensamos:
deberíamos desarmar nuestras rutinas.
Pero al menos quisiéramos adoptar la belleza
serena y al mismo tiempo perturbadora
de los días que pasan como guerreros chinos
hacia una estepa silenciosa.
Muchos tienen rasgos logrados
y pasaron por el punto del que hablo
y ahora buscan el lugar donde soportar
a las figuras ennegrecidas
paradas al costado de un cocodrilo
que yace en la orilla
expectante por volverse ágil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario