martes, 10 de octubre de 2023

Bio danza

 

Voy a bailar a un lugar. Biodanza. El lugar tiene una vibración que me resulta desde el vamos. Bailo. No pienso tanto, pero pienso, y sin embargo me puedo dejar llevar por una fuerza que entiendo que se canaliza en una vibración que es mucho más real que mis pensamientos. Hay una fuerza que me dice qué hacer. Finalmente soy guiado. Finalmente puedo confiar. Estoy en calma en ese sentido. Después los abrazos. Una manera increíble de acercarme a un otro. Sin conflictos de intereses. Al fin también. Pero es cierto: solo es posible en la pecera que es ese lugar de baile.

 El profesor es extremadamente amoroso y sabio. La profesora es tierna, dulce. Me recuerda a una foto de mi mujer de chica. Los que están cerca también son simpáticos. En especial un joven que entiendo que de alguna manera es mi hermano. Aunque en realidad no sé bien qué es. Las mujeres lo adoran. Lo tocan. Lo miman en cierto momento, uno que me resultó más que nada intrigante. Salgo. Vuelvo al mundo. Camino y subo a mi auto. Y pronto acelero para que no me agarre un semáforo.

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