Durante un tiempo
intenté ser puro como la nieve
hasta que descubrí la belleza
de un tallo incipiente en lo blanco.
A partir de entonces,
durante la noche,
se desplegaron imágenes
de caballeros en una batalla.
Solo cuando amanece las cosas
vuelven a tomar su forma.
A veces son barcos semihundidos
en la bahía.
Recuerdo que cuando salía embarcado
mi abuela se ponía nerviosa
y las cosas temidas
pasaban o no pasaban.
Las margaritas crecían
y para mitad del verano
se desmoronaban por su propio peso.
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