domingo, 31 de diciembre de 2023

Llegada a Madrid

Llegada a Madrid. El vuelo largo. La falta de espacio siempre me carga. En un bar, espera con mi familia para que nos den el auto de alquiler. Un hombre negro pasa a pedir una limosna. Siempre esos episodios me tensan y me llevan a pensar en la suerte de cada uno y en la falta de cualquier parámetro lógico para medir la existencia. El misterio es lo más grande que tenemos... Por fin nos dan un auto, pero fue una negociación un tanto molesta. Como no tomé la precaución de abrigarme a mi llegada, el frío empieza a tomar mi cuerpo. La empresa está desorganizada y hay varias personas con distintas quejas dirigiéndose a un hombre que tiene algo de negro y algo de fiolo. No parece inmutarse demasiado por los problemas de su trabajo. Dichoso él. 

Por fin salimos para Ávila. La autopista está cargada, pero el tráfico avanza. Cae la noche. Viene el frío. Llegada a nuestro hotel. Una mujer, que después nos explica es oriunda de la meseta tibetana, con mucha amabilidad nos recibe y da los cuartos. El mío y el de mi mujer tiene una sola ventana. El de mis hijos dos ventanas. Decido dejarles a ellos ese cuarto. Empiezo por fin a crecer, parece. 

Cena en el restaurante del hotel. Oporto, tabla de quesos, confío en que puedo disfrutar de los gastos. Arroz soterrado con unos camarones. Luego vino blanco. Buena comida. 

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Según avanzaba

  Esa tarde, leo ahora en un cuaderno donde anotaba distintas cosas, mientras pedaleaba, veía unos niños que para evitar la lluvia se oculta...