viernes, 29 de diciembre de 2023

Y enseguida desapareció

 

En ese tiempo, un día de mucho frío, al entrar a la catedral para ver la primera comunión de un sobrino, fui hasta un costado donde había gente aburrida —aunque no tantos como en la nave central—. Mi intención era ver al obispo sobre el púlpito. Pero cuando me acerqué para estar junto a unos niños que esperaban su primera comunión frente al obispo, me pareció ver algo cerca de un niño que miraba hacia el techo. Una luz desde un vitral tocó su hombro por milésimas. No llegó a ser del todo un pájaro, pero en cierta forma lo era, porque aleteaba, y enseguida desapareció. 

 

No hay comentarios:

Los mismos caballos

  Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...