Y ahora, mirando de nuevo ese cuadro, puedo decir que lo que me gusta es que detrás, en el dibujo, se ve el gran almacén de nuestra infancia. Es de ladrillo a la vista y tiene publicidades de vinos y yerba mate. En la vereda, se distinguen unos perros echados al sol. Uno es de un marrón claro y el otro, algo más grande, es blanco y negro. Los dos están pintados con tonos fuertes, saturados. Y más atrás, por la calle, solo pasa un auto, un Peugeot 404, y no se ve un solo ser humano...
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