Después, junto al río, vimos a la mujer sentada en las rocas. Peinándose el pelo, cantaba polkas con un voz muy dulce, después de lavárselo. “Debe ser la nueva novia de Anselmo. Trae mujeres de Paraguay...”, dijiste.
Una vez más, me levanto con los ladridos del perro de un vecino que se exalta a horas tempranas. Intento seguir en mis sueños, pero son ...
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