lunes, 24 de junio de 2024

Pequeñas islas

 

Acomodándote en un costado de la reposera, en el sueño me decías: “Vení conmigo.” Pero cuando me sacaba la remera para ir a tu lado, te levantabas alarmada. Señalando el río, decías: —La casa de Anselmo está en llamas. Y era cierto: en los plumerillos cercanos al agua había fuego, y también en la casa. 

 

Entre el humo, unos carpinchos huían. —Se van —decías angustiada— hacia los brazos del río. Esos brazos que, ahora recuerdo, podían nadarse a caballo.  Después, nos quedábamos viendo los camalotes en viaje por el río mientras el fuego ardía detrás. 

 

Pequeñas islas, me habías dicho que eran. 

 

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