Te sentías mejor
gracias al aire templado
en la noche quieta.
Los grillos cantaban,
los plumerillos apenas se movían.
El camino de tantos días
te llevaba a un palacio
en la montaña.
Soñé que estaba en un ómnibus en una ciudad francesa —tal vez Lyon— y no sabía bien dónde debía bajarme. Después de dudar y no animarme a ...
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