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jueves, 22 de agosto de 2024

El gallo

Días gris encantador y frío también.

Miro por la ventana y la estela de humo 

de un edificio lejano, me lleva a la infancia, 

casi de la misma manera que me convoca 

el canto de un gallo que a veces siento 

en la casa de mi infancia a la que voy 

los fines de semana, y que ahora ya no está 

rodeada de campo sino de tantas otras casas. 


Y sin embargo, me digo a veces por la mañana, 

sigue ese canto, a mucha distancia, bien temprano,

un signo de que hay algo precioso que me llama, 

encarnado en ese gallo, que vive ajeno 

en un lugar distante que para mí es cercano. 

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