jueves, 29 de agosto de 2024

La isla

 

Confianza, serenidad, cercanía con los pájaros.

Todo eso debo encontrar, y no porque me lo haya

dicho una astróloga primero y después una tarotista,

y de nuevo otra astróloga, sino porque lo siento 

como una necesidad. Pero ese hito me resulta 

la montaña más alta imaginable. 

Tal vez porque, al intentar dormir, me gusta 

pensar que vivo en una isla con una ciudad 

rodeada de árboles y lagunas cada dos o tres 

cuadras y en donde ocurren cosas excitantes, 

pero también salvajes, y a veces macabras, 

y ahí radica la fascinación de lo que ocurre en la isla. 

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