Soñaste que te levantabas a la mañana
aliviado, feliz, ligero, e ibas a trabajar
a un lugar lejos del centro: ya no tenías
que luchar con temas serios.... Solo
te dedicabas a disfrutar de las piedras
hasta convertirlas en esculturas pulidas.
Y decías: Vivo una vida plena. Me desprendí
del drama. Pero primero te asaltaba un recuerdo
impreciso, y después algo más vívido, el de las calles
arboladas de tu juventud por donde ibas inviernos
y veranos atormentado y en busca de algo más,
y ese algo ahora estaba frente a vos.
Y sin embargo, no era tan atrayente
como las calles arboladas de tu juventud.
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