Mucho tiempo antes, recordaba, apenas los remeros se lanzaban por los canales y subíamos a la terraza para apoyarnos en la baranda. A partir de entonces, yo estaba atento a tus piernas y a nuestros roces casuales y para eso intentaba mantenerme quieto frente al canal, concentrado en los árboles y sus reflejos en el agua, pero se movían bastante mis pensamientos sobre la corriente.
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