lunes, 26 de agosto de 2024

Rústicas plantas

 

Según anoté en mi cuaderno, esos días, en la playa del río, mientras los marrones se confundían con el verde, apareció un dorado en las rocas. Primero vimos su aleta apenas saliendo del agua y lo suficiente de su cuerpo como para saber que era grande, precioso. Se dirigió un poco más cerca nuestro, giró con rapidez y se perdió. Es inmenso, dijiste.

 

Aquella vez hablábamos de plantar pequeñas y rústicas plantas con flores que miren al sol, a la espera de la lluvia. Y luego, sentados en las piedras más alejadas, escuchamos unos maullidos, iniciamos la búsqueda y atrás de unos juncos descubrimos a dos gatitos llorando sobre colchones de plantas secas. Eran blancos y negros y estaban muy maltrechos, a punto de morir de hambre. Su madre los había abandonado. Poco después, toqué tu cara mojada por las lágrimas.

 

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