Siete en punto de un día nublado con una humedad persistente. Del otro lado del canal, una mujer llegó apurada a la escuela. Una maestra tal vez. Las formas en mi cabeza seguían tensas. Dos cuervos me miraban desde el alambrado y otra vez asistía al final de una película falta de ritmo. Intenté volver a la iglesia, al canal, a las nubes para verlas tal como estaban: espesas unas junto a otras.
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