domingo, 18 de agosto de 2024

Con el mar hasta la cintura

 

Tus temores

adquirieron otro peso 

cuando descubriste que cada día, 

desde hace muchos años, 

van y vienen por motivos 

intrincados, inexplicables, 

en definitiva, razones 

que nunca van a aflorar.

 

 

Lo pensaste con el mar 

hasta la cintura, una noche de verano,

mientras pescaban con un amigo,

y los hijos de cada uno, a la encandilada.

 

Al no tener suerte 

con los faroles y los calderines, 

decidieron usar una red más grande.

 

Es algo industrial, 

alcanzaste a comentar.


Mientras tu amigo sostenía

la red de un lado, la extendiste 

del otro perpendicular a la rompiente,

a la altura de primeras piedras,

esperaste un poco, salieron los primeros 

peces y todos festejaron. 

 

En la orilla, como los pejerreyes 

estaban firmemente atrapados en las redes,

y los niños no podían sacarlos, 

optaste por cortar sus cabezas 

con tus manos.

 

Casi enseguida, te diste cuenta 

de tu error. Los niños te miraron

y un sentimiento conocido, de haber 

hecho algo terrible, te invadió.

Un sentimiento conocido mucho antes. 

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