Subías la pirámide de Chichen Itzá
una noche de luna llena. Y cuando
mirabas desde lo alto, el paisaje debajo
se convertía en un paraíso pintado
donde se intuía una presencia
enorme y divina
que nunca se mostraba.
Aún te creías capaz de realizar un progreso importante. En tu infancia, un lobo marino se acercaba a tomar los peces que ponías en la ...
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