Subías la pirámide de Chichen Itzá
una noche de luna llena. Y cuando
mirabas desde lo alto, el paisaje debajo
se convertía en un paraíso pintado
donde se intuía una presencia
enorme y divina
que nunca se mostraba.
Una vez más, me levanto con los ladridos del perro de un vecino que se exalta a horas tempranas. Intento seguir en mis sueños, pero son ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario