Al despertar, para serenarte,
cerraste los ojos. Esperabas
una señal, pero no había
nada distinto a la oscuridad.
Y esa luz tan deseada nunca llegó.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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