lunes, 14 de octubre de 2024

Vistia a la catedral de Berlin

 

La catedral por dentro está demasiado hecha a nueva y todo lo hecho a nuevo, con una impronta de siglos atrás, termina siendo de mal gusto. Principio elemental, no falla. La madera es de un tono reluciente y por lo tanto entorpece cualquier tipo de conexión con la gracia que tiene la madera antigua en las iglesias. De hecho, no hay en mi recuerdo una sola iglesia moderna que guarde algún tipo de encanto por la sencilla razón que las iglesias, en esencia, pertenece al pasado. Y los ritos en general. Y más de este tipo en la vida moderna. O en el mundo occidental. Y eso lo percibe uno en cuanto entra a una iglesia moderna.

Pero ya me estoy adentrando en el terreno del dogmatismo y ahí me empobrezco... Cuando dice algo demasiado certero, se corre el riesgo de caer en la rigidez. Y eso me pasa a mí cuando intento adentrarme con demasiados bríos en una idea...

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