jueves, 23 de enero de 2025

Agrigento

 

Se habían colgado los dioses del cielo

para interpretar la última de las tormentas conocidas, 

y se tomaban también el lujo de vociferarlo 

con el viento. Pero antes, pájaros 

de rincones lejanos se habían acercado 

hacia dónde descansaba -sobre un diván, 

casi colgado de la montaña- y le habían 

permitido recordar tiempos antiguos 

en que iba de vuelta a su casa 

después del colegio gracias a que lo peor 

había pasado (las obligaciones del aprendizaje).

Lo que restaba del día estaba en su mundo,

que era mucho más intenso, y por eso 

más real que cualquier otro.



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