Llegó a Catania, dejó el auto en un garage y el mismo hombre del garage, ante su pregunta, le dijo que podía ir a comprar una pizza a "Il pozzo". El lugar le pareció un tanto presuntuoso para lo que buscaba pero lo mismo hizo el pedido. Le pidieron entonces que espere sentado en la entrada y por ese mismo espacio bajó tres escalones una mujer con botas blancas altas y una pollera corta y negra. Su pelo también era negro, lo mismo que sus ojos. Por eso, y por otros tantos motivos, esas botas resaltan tanto, pensó él. La acompañaba un hombre que parecía un tanto tenso por lo que tenía entre manos. Luego los dos salieron. Pasaron junto a él, que por pudor no levantó la mirada. Un mozo le entregó las pizza y él salió detrás. Y cuando estuvo más cerca, ella ensayó un mínimo gesto de atención que se grabó en él como una flecha que alcanza en menos de un segundo el blanco. Y enseguida se levantó un viento insólito.
viernes, 31 de enero de 2025
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