Al menos se esforzaba por agradecer, por encontrar ese instante diferente, que es la realidad de los sueños, esa detención completa del mundo, de todo, de su alma, para estar alineada con los demás, y ser uno, no vivir más apartada, ni lejos, ni estar desunida de lo que es mucho más grande y late en los extremos más remotos de todo y queda en un lugar que ni siquiera se puede imaginar de un modo claro, cierto.
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