sábado, 22 de febrero de 2025

Ayer en escultura

Ayer en escultura me adentré 

en el ritmo suave de la herramienta 

sobre el barro en el ir y venir 

como lo hace el agua y el viento 

en una mesa de madera ubicada 

en una terraza que mira el horizonte  

y tiene un palo borracho en flor detrás 

que recibe a los colibríes  

felices de llegar  a lo más alto 

donde incluso parece que juegan. 

Somos tres, y nos acompaña un gato, 

y mientras el sol baja cada uno avanza 

en su intento por expresar algo 

que tiene que ver con darle sentido 

al hecho de nacer, estar y morir. 

Y para eso nada mejor 

que los colibríes cerca. 

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