Era un día soñado de verano en que el mar estaba calmo al tiempo que amanecía, los dos iban por la playa de la mano y las gaviotas levantaban vuelo felices de ir por el cielo y graznar para decirse cosas incomprensibles. No había nadie más a la vista, apenas un perro de pelo largo marrón oscuro y ojos muy redondos que tenía una mirada triste porque le tocaría solucionar los males de ambos. Si, lo haría. Se sacrificaría por ustedes para liberarlos y luego sería enterrado en esa misma playa. No obstante viviría muchos años menos que ustedes, la expresión triste de ese perro permanecería como un recuerdo en parte feliz para ambos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario