Llego al gimnasio. Como me temía, hay música en la pantalla: una atractiva DJ, vestida con una bata que trasluce una bikini y tacos altos se mueve frente a la cámara. La bajo. Solo hay tres personas más en al gimnasio y ya advertí que están alejados del televisor: dos jóvenes de unos quince o dieciséis años, calculo, y un hombre de unos sesenta de anteojos y un soberbio aspecto de burócrata. Los jóvenes me preguntan si me molestaría que vuelvan a subir y les digo que si las bajé es porque sí, me molesta. Uno de ellos me dice: Ok, no hay problema. Y el otro me mira con reprobación. Entonces, agrego: La solución son los AirPods. Y el joven me vuelve a mirar mal y mantengo la mirada dispuesto incluso a preguntarle: ¿Te debo algo?, pero el joven deja de mirarme y por poco no llego a pronunciar la frase. Al rato, se van y el hombre con aspecto de burócrata se queda por momentos absorto en las joven DJ en la pantalla con el volumen casi del todo bajo. Flexiona sus brazos con una pesa liviana mientras mantiene una expresión impávida. Me pregunto qué piensa. Debo buscar el placer como cualquiera, supongo. Luego se va y por fin apago el televisor. Me echo sobre una colchoneta a escuchar el tic tac del reloj que está al costado del televisor. Logro contar hasta sesenta sin distraerme.
Archivo del blog
lunes, 15 de septiembre de 2025
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El examen
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
Una vez levantado de la siesta, y luego de quedarme mirando el techo un buen rato, decidí que lo mejor sería terminar algunos dibujos que te...
-
Viajo junto a un hombre pequeño, de mirada afable, con un gesto de humanidad comprensivo con el prójimo. O al menos lo supongo cuando lo s...
No hay comentarios:
Publicar un comentario