En el agua quise concentrarme en la temperatura del agua. Estaba tibia. Luego fuimos a la entrada de las grutas. El lugar donde se calientan las rocas. Esperábamos a unas lagartijas muy simpáticas. ¿Para qué nos siguen? preguntaste.
Entre toda la gente tomando sol arriba de las rocas, y todas esas lagartijas, que se miran a veces, por instantes, o de a ratos, unos a los otros, y que se mueven o reposan en busca de algo que no está por acá, ¿quién se apiada del otro para que las miradas tengan cierta belleza contenida?
Luego nos fuimos a la desembocadura del río con el mar a contemplar el agua. Un montón de cormoranes estaban con nosotros sobre el pasto, sentían -imaginamos- su blandura. Nos reíamos de la forma como caminaban las aves, de a ratos, mientras la luz se iba del todo. Poco antes, se fueron las aves y aparecieron las estrellas.
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