Nos zambullimos detrás de una
tortuga mientras un tucán
en su cuevita mira a unos
chicos que gritan sobre una isla
de la pileta. Gritan en inglés
pero deben ser canadienses.
Tengo la impresión que pronto
nadaremos con delfines, dice mi hija.
Y mi hijo levanta las cejas, sonríe,
y por un momento creo verdadero todo
lo que acá se mueve, porque si no
¿qué es el viento que nos anima
a permanecer en agua tan caliente?
Hay chicas especiales en las rocas,
si hay delfines cerca pienso,
vuelvo a sumergirme y noto que
la arena húmeda es otra de las cosas
especiales que la mayoría no advierte
mientras suspira y calibra lo bueno
que es disfrutar entre muchos
sobre un paraíso tan bien armado.
miércoles, 17 de agosto de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Cuando apareció la primera estrella
Esos días tus padres volvían a organizar los tés de invierno con la chimenea prendida. Supongo que para imitar a tus abuelos cuando hace t...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
La suficiencia para hablar debería ser desterrada de todos nosotros en la medida que el alcance de la palabra se limita a u...
-
El estruendo interno como fuente de toda perseverancia así debería ser, así deberían consumirse los días y los cigarrillos imaginarios que...
No hay comentarios:
Publicar un comentario