lunes, 12 de septiembre de 2011

El oficio reduce la acción

El escritor tiene como meta
decir y ser escuchado, cosa
absurda y pretensiosa si las hay.

El guardaparque debe cuidar
y cuidarnos; por eso sus días
son ajetreados, pero al menos
al final de la tarde el oficio
vale la pena.

El santo tiene como misión
volverse un ejemplo y
como sus días son aciagos
sus dudas crecen.

La puta debe entregarse por dinero,
sus días son extraños y es mucho
lo que debe escuchar.

El número uno tiene que reinar
sin conceder de más, y así cada cual.

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