Las
creencias parecen de lo más potentes, pero atrás de todas sus maneras tan
categóricas esconden algo que es bastante vergonzoso para la dinámica que
entrañan: se basan en suposiciones. Es por eso que nuestras creencias muchas
veces, con suerte, cambian. Se adaptan a nuevos contactos. Porque lo definitivo
en la aproximación a lo existente es el contacto. Las mil maneras como uno está
frente a la complejidad de las cosas. Sabemos que ese vínculo no puede ser
reducido a ciertas certezas. Y también sabemos que no puede ser descripto. Pero
lo hacemos porque es la manera como nos han enseñado a dominarnos otros
dominadores.
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